“Rechazo Silencioso”

El rechazo es un veneno que tiene “vida” y produce “muerte”. Yo lo considero un veneno muy peligroso, ya que causa enfermedades durables y en muchas ocaciones, difíciles de sanar.

El rechazo tiene la capacidad de penetrar profundamente en los corazones y hacerlos pedazos. Causa heridas tan profundas que la persona que lo recibe, le cuesta muchísimo trabajo soltarlo.

Nosotros podemos ser transmisores de este veneno o podemos recibirlo de otras personas. El caso es, que de una manera u otra, produce en nuestra alma y corazón un daño desastrozo. Este daño puede ser pasajero o puede anclarze en nuestro interior por mucho tiempo.

TRANSMISORES O VICTIMAS DEL RECHAZO

Cualquiera de nosotros, podemos convertirnos en transmisores de este veneno, cuando hemos sido víctimas del mismo. Lo cargamos silenciosamente, hasta hacerlo parte de nuestro menú diario. Muchas veces, lo aceptamos como un pequeño dolor de cabeza o una alergia que remediamos con una píldora de ves en cuando.

Es muy importante entender que corremos mucho peligro cargargando este veneno, ya que nos limita de muchas acciones diarias y nos priva de libertad. Este veneno es muy dañino, ya que puede ser transmitido a otras personas y peor aun se puede convertir en una enfermedad generacional difícil de detener.

Ahora me dirás, y como remediamos este veneno. Sabía que ibas a preguntar. Existe un antojito que debe ser parte de tu menú diario. Este antojito es el antídoto número uno para remediar todas las enfermedades. Yo lo considero como “El Remedio Universal”. Ya se que tu ya sabes sin que yo te diga. Pues bien acertaste. Este antojito es “El Amor”. Creo que está muy claro.

El asunto con este antojito es que, todos sabemos que es el mejor remedio para todas las enfermedades, pero muchas veces no lo ponemos en acción. Es increible entender que todos hemos recibido en nuestras manos “La Receta”, pero de alguna forma se queda dentro de la cartera o la billetera y no vamos a la farmacia a redimirla por el medicamento necesario para combatir esta enfermedad.

Aun sabiendo que es el medicamento correcto y que nos va aliviar, lo ignoramos y en muchas ocaciones, hasta desechamos la receta. El amor sin duda alguna es el antídoto para todas las enfermedades, lamentablemente no todo el tiempo surge efecto en nuestras vidas.

Permitimos que el celo, la envidia, las heridas pasadas o peor a un, juzgamos por lo que vemos, permitiendo así que el veneno se riegue y nos consuma.

Gracias a Dios por tanto Amor sasonado con misericordia, que dió a su único hijo cargando estas enfermedades por nosotros. Es por su gracia que estamos de pie. Es por su gracia que nos alimentamos de amor, perdón y misericordia. Es por su gracia que podemos evitar ser transmisores del veneno y por esa misma gracia estamos autorizados de parte De Dios a desechar nosotros mismos el veneno del rechazo.

“Amar y ser Amado” sin duda alguna, nos abre puertas atraves de Jesucristo hacia la sanidad de esta enfermedad, ya que de El proviene nuestra salvación y sanidad. Te invito a dar amor incondicional y te aseguro que recibirás amor incondicionalmente. Porque si sembramos Amor, seguramente, Amor sera el fruto de nuestra cosecha.

Amar de lo mas profundo de nuestro corazón, sin duda alguna produce frutos de perdón, misericordia, bondad, paciencia y segurísimo que trae paz a tu alma.

Amar desde lo mas profundo de nuestro corazón, también, sin duda alguna, produce un escudo que te protege de el veneno del rechazo, por lo que no contaminará tu corazón jamás.

Si en algún momento, sientes que has sido rechazada (o), te pido que medites profundamente y trates de encontrar la raíz de ese rechazo y apodérate del escudo de la fe y permite que el Amor te acompañe para que puedas perdonar y cortes de raíz esa enfermedad, que tanto daño produce.

Si por el contrario, piensas que a lo mejor fuiste tu que de alguna forma quien rechazaste a alguien y silenciosamente hay alguien sufriendo por tu causa, entonces, haz lo que todos, los que reclamamos ser hijos de Dios, debemos hacer, Agarrarnos de el Amor y perdonar, para ser libres de un peso de conciencia que nos consume poco a poco.

OREMOS

Padre, yo te doy gracias por tu Amor tan grande, que diste a tu único hijo por amor a nosotros.

Padre, pedimos perdón, si hemos causado daño a otros, y perdonamos a los que nos lo han causado, a lo mejor sin ninguna intención.

Ayúdanos, a ser de bendición a los demás y que podamos transmitir frutos de bendición y no de maldición.

Haznos transmisores de amor y fe, para que podamos poner tu nombre en alto y el mundo te de a ti la gloria, honra y honor.

Señor, no permitas que caigamos en tentaciones que te sean de ofensa y manchen tu honor. Ayúdanos a siempre hacer tu voluntad en todo tiempo y que seamos embajadores dignos de tu reino.

Te lo pedimos todo, “En El Nombre De Jesus”

AMEN

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Les amo en el Amor de mi Señor