Dones De El Espíritu Santo, Serie “Vasos De Honra”
SANIDAD
1 Corintios 12:8-10
Hoy continuamos la serie “Vasos de Honra” basados en Los Dones Del Espíritu Santo, ocupando el día de hoy el don de Sanidad. Hablamos anteriormente de que nosotros solo somos vasos en las manos De Dios y que es un honor poder servir y permitirle a Dios que nos moldee para hacer su voluntad. También debemos entender que los dones del Espiritu son dados para nuestra edificación, para bendecir a otros y para glorificar a nuestro Dios.
Deseo recordarles que estos nueve dones se pueden dividir en tres grupos: Dones de Comunicación, Dones de Revelación y Dones de Poder. Comenzamos con los Dones de Poder. Hablamos primeramente de el don de Fe y hoy compartiré con la ayuda de El Espíritu Santo, el segundo don de poder que es el “Don De Sanidades”.
No puedo comenzar sin acordarles que Pablo hace hincapié de que “Procuremos Los Dones Espirituales”. La Palabra “procurar” significa (según la Academia Real Española):
- Hacer diligencias o esfuerzos para que suceda lo que se expresa
- Conseguir o adquirir algo
Podemos entender que para que podamos ver algo en acción; debemos esforzarnos para conseguir o adquirir algo.
La palabra De Dios dice en Romanos 12:1-2 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Luego menciona en el versículo 6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; y así continua describiendo los diferentes dones que son dados.
Mientras leía este capítulo 12 de el libro de Romanos, tocó profundamente en mi corazón la palabra “gracia”. Dice “según la gracia que nos es dada”, ¡Tremendo!, por lo que yo entiendo que definitivamente es importante que procuremos estos dones que son muy necesarios dentro De la Iglesia del Señor y que sin duda alguna edifica a todo el cuerpo de Cristo, teniendo en cuenta la importancia de alcanzar su gracia para obtenerlos. La gracia De Dios ya nos regaló por lo menos un don. El punto es ¿Qué ha sucedido con su manifestación? ¿Porque ya no vemos su manifestación o debiéramos verlo más a menudo y a través de las personas?
Todas las personas que componen el cuerpo de Cristo poseen al menos un don. Si esto es así la pregunta que debemos hacernos es:
- ¿Hemos alcanzado la gracia De Dios para que deposite estos dones en cada uno de nosotros?
- ¿Cuál o cuales son los dones que por la gracia De Dios hemos recibido?
- ¿Qué estoy haciendo para que estos dones sean manifestados a favor de mi crecimiento y el crecimiento del pueblo De Dios?
- ¿Está mi corazón profundamente alineado a la Palabra De Dios, para poder disfrutar de la manifestación de tan grande regalo para nuestro crecimiento espiritual y el de los demás?
Podríamos hacer una lista muy larga de la gracia y la importancia de estos dones.
Volviendo al antojito de hoy sobre el don de sanidades, deseo comenzar por hablar un poquito de lo que significa la palabra “enfermedad”, ya que no puede haber don de sanidad, sin una enfermedad. Cuando consulté a “Wikipedia” en búsqueda de la palabra enfermedad; terminé muy impresionada, leyendo tan larga explicación y significado. Les sugiero que cuando puedan y tengan algún tiempo disponible; lean sobre el significado de la palabra “enfermedad”. Hoy no quiero cansarlos con mucha explicación de la palabra enfermedad, pero me llamó muchísimo la atención la siguiente definición acerca de la experiencia de la enfermedad:
Experiencia de enfermedad
La experiencia de enfermedad es la vivencia de un proceso que implica cambios o modificaciones de un estado previo. Se divide en cinco etapas:
- Fase I, en la que se experimenta el síntoma.
- Fase II, en la que se asume el papel de enfermo.
- Fase III, en la que se toma contacto con el agente de salud.
- Fase IV, en la que el enfermo se hace dependiente del servicio de salud.
- Fase V, en la que tiene lugar la rehabilitación o recuperación o aceptación del estado de enfermedad si este es crónico.
¡Impresionante! La descripción de la palabra “enfermedad” de alguna manera nos muestra la causa por la que la enfermedad se apodera de nuestros cuerpos de diferentes formas. Dentro de esta lista quise poner en letras mas negritas las palabras claves que nos ayudan a conformarnos con el poder de la enfermedad. Pareciera que la enfermedad que experimentamos, también la asumimos. De alguna forma tenemos el poder de decidir a “quien vamos a consultar” cuando la enfermedad nos alcanza (de la manera que sea que nos visite). También tenemos el poder en nuestras manos de decidir si vamos a continuar con la enfermedad y al final de todo podemos decidir tres cosas: vamos a dar lugar a una rehabilitación, recuperación o simplemente nos vamos a conformar y aceptamos la enfermedad con resignación por el resto de nuestras vidas. La pregunta clave en esta situación es; ¿A quién vamos a recurrir cuando la enfermedad física o mental, nos visite?
Permíteme acordarte que nosotros fuimos creados por Dios y nuestro cuerpo es “Templo” del Espíritu Santo. Hay una necesidad urgente de que procuremos nuestra sanidad interior para que podamos gozar de una gran salud física. La mayoría de las veces la enfermedad física y mental permanecen en nosotros por muchas razones, que estaré mencionando más adelante. Por lo pronto pienso que has de tener algunas preguntas luego de mi argumento. Me imagino que has de mencionar:
- ¡Nadie sabe lo que yo estoy experimentando!
- ¡Es fácil decirlo, que vivirlo!
- ¡Soy yo, el que (la que) se desvela con esta enfermedad de años!
- ¡Soy yo, el que (la que) enfrenta la enfermedad de un ser querido!
En fin; nuevamente la lista puede ser larga. Las quejas pueden ser muchas. Pero como mencioné anteriormente es importante procurar estos dones e intentar hacer lo posible para alcanzar la gracia De Dios en nuestras vidas. Muchas veces deseamos tantas cosas, queremos ver manifestaciones y respuestas De Dios, pero no estamos dispuestos a poner de nuestra parte para que esto se convierta en realidad. Permíteme compartir una lista de cosas muy importantes que nos alejan de alcanzar esa gracia que Dios desea impartir sobre cada uno de nosotros. Si Dios reparte dones a quienes quiere y en el momento que quiere; entonces ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué tanta enfermedad? ¿Porqué no veo yo esa manifestación? Qué bueno que preguntaste. Mencionaré algunas razones que impiden esta manifestación tan necesaria en el cuerpo de Cristo y nuestras vidas.
- Falta de Fe.
- Desconfianza en personas que han sido dotadas de estos dones y a lo mejor desconfianza en ti mismo (a).
- Falta de una gran intimidad con Dios.
- Dios todavía no ocupa el primer lugar en tu vida.
- Tus prioridades te roban el tiempo para intimidar con Dios.
- Tus prioridades no te permiten tomar acción y seriedad en la raíz del problema.
- Justificación de nuestros hechos.
- La duda.
- El prejuicio hacia otras personas.
- Declaraciones que salen de nuestra boca para conveniencia financiera.
- Entrar en la conformidad para justificar la acción que debemos tomar.
- Culpar a otros de lo que nos sucede.
- Mucha queja y poco enfoque en lo sobrenatural.
Vuelvo y repito que la lista puede ser muy larga, pero es nuestra responsabilidad la de intimidar con Dios para experimentar la mano poderosa De El en nuestras vidas, ya sea entendiendo de que Dios te otorgó el don de sanidad (basado en experiencias personales) o reconocer que debes confiar de que Dios otorgó este don a otros vasos para traer sanidad física y espiritual a nuestras vidas, o simplemente confiar e intimidar con Dios para recibir la sanidad directamente del creador. Todos estos factores mencionados no permiten ver y palpar el poder De Dios en nuestras vidas. Es tan simple entender el hecho de que tenemos dones, pero No se manifiestan por medio de la persona, sino directamente bajo el poder De Dios con el fin de bendecirnos, bendecir a la iglesia y glorificar su nombre.
La Biblia en el Nuevo Testamento habla de muchísimas sanidades que dan testimonio de”El Don De Sanidades” realizados por Dios a través de Jesucristo y algunos de sus apóstoles (por así decir). No voy a extenderme con estas verdades de la Biblia, pero deseo traer a nuestra mesa una realidad que no permite y bloquea la sanidad en nuestras vidas.
En el Capítulo 5 de el libro de Juan, vemos una historia muy impresionante que debe despertar nuestra mente y conciencia, sobre la verdadera sanidad que puede tocar nuestro cuerpo. Cuando confiamos en Dios y no permitimos que “el poder de la duda” deshabilite “el don de sanidad”, podemos ver la manifestación real de este don en nuestro cuerpo.
Este capítulo muestra a Jesus camino a Jerusalén, donde se encuentra en medio de una escena, donde había aun estanque y en éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. ¡Tremendo! Puedes imaginar cuantas personas estarían esperando por este mover de las aguas?
Estas personas se presentaban a este estanque, llenos de fe, creyendo que bajaba un ángel y descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. No hay duda de que la fe que los movía causaba un efecto en ellos.
Encontramos en esta historia a un hombre que hacia treinta y ocho años que estaba enfermo y a pesar que deseaba la sanidad tenia una queja que no le permitia llegar al estanque a tiempo. Su queja era “no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo”. ¡Tremenda su queja!
¿Cuántos de nosotros perdemos el poder de la sanidad realizarse en nuestro cuerpo; por la duda, la queja, la falta de fe, acción y temores?. Es una gran verdad. Todos estos factores no permiten que el don de la sanidad pueda manifestarse en nuestras vidas; sin duda alguna.
Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Cuantas veses nosotros mismos experimentamos la voz de Dios en nuestras vidas deseando sanidad para nuestros cuerpos. Deseando poder caminar y dejar de quejarnos por tantos achaques que nos agobian y nos hacen miserables. Efermedades que se apoderan de nuestros cuerpos y parecieran que jamas se van a despegar de ellos. Esto es una realidad que yo se que muchos nos podemos identificar con ella.
Luego este enfermo le responde; Señor, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Cabe mencionar de que la enfermedad que el pudiera tener no era que no podía moverse o arrastrarse para llegar, el problema era que no llegaba a tiempo porque habían otros que llegaban antes que él. ¡Impresionante! ¿Verdad? Yo no deseo imaginar la desesperación de vivir 38 años bajo la presión de tener que presenciar día tras día la misma rutina de ver otros recibiendo sanidad y tener que conformarme con esperar “nuevamente” el mover de las aguas” para volver a quedarme en el mismo lugar. Debe ser desesperante y doloroso, ¡pero sucede!.
Si no fuera por la misericordia de Dios, a donde estuviésemos hoy, esperando por el mover de las aguas de un estanque para poder experimentar nuestra sanidad. Pareciera que este enfermo no concocía al gran personaje que tenía en frente. Aun viéndolo cara a cara su fe estaba todavia en el estanque. Es tan triste poder presenciar la gran realidad de que el mundo de hoy todavía confía mas en “el mover de las aguas de el estanque” que en “el poder sanador que viene de El Espiritu Santo de Dios”.
Pero cuantos de nosotros sabemos que nuestra vista no debe enfocarse en el estanque, no tenemos que correr esperando ser el primero cuando se muevan las aguas. ¡NO!, las aguas del Poder de El Espíritu Santo se están moviendo diariamente, los 365 días del año, las 24 horas del día. Dios siempre está a nuestro alrededor esperando que tu des el paso de fe para cargarte en sus brazos y llevarte a un lugar seguro. Dios cuenta con un gran ejército escogido para que sus dones sean manifestados. Si te enfocas en personas y te prejuicias por lo que ves, jamas vas a activar tu fe para recibir la sanidad que estas esperando.
8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. ¡Poderoso Dios!. Que palabras tan poderosas y seguras. Palabras sin dudas, palabras con autoridad. Palabras tan simples. Este enfermo perdió 38 años esperando por alguien que se moviera por él, pero sin embargo en cuestiones de segundo El Poder de El Espíritu Santo, manifestado a través de Jesus; en tres palabras manifestó el gran poder de la sanidad en aquel enfermo. !Levántate, toma tu lecho y anda!. ¡Mi alma te alaba Jesus!. !Que manifestación tan grande de tu poder, Padre Amado!. Y vemos un gran resultado; Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo.
Las enfermedades pueden venir a nuestras vidas por muchas razones y podría mencionar algunas, pero será más adelante. Lo que sí debemos tener claro es que sí hay esperanza para nuestra enfermedad y hay solución. Lo mas importante es tener fe y comprender que en algunos casos Dios prepara vasos de honra dotados de “El don de sanidad” para bendecirnos y sobre todo para glorificar el nombre de Cristo. Recordando también que tu FE forma parte de el proceso de tu sanidad.
Les comparto algunos textos bíblicos que podemos declarar en momentos de enfermedad y podemos declarar sobre personas, dando gracias a Dios porque nos ha bendecido o porque a Dios le plació otorgar el don de sanidad a un vaso de honra para mostrar y manifestar su gran poder:
- Salmo 30:2 Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.
- Salmo 47:3 El sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.
- Salmo 103:1-4 1 Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mia, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; 4 que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias;
- Isaias 56:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
- Isaias 57:18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados;
- Santiago 5: 14-16 14¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
OREMOS
- ¡Padre, gracias por tu hijo Jesucristo, quien resucitó de entre los muertos; venciendo la enfermedad para la sanidad de las naciones!.
- ¡Padre, reconozco que mi fe, ha fallado y que es importante volver mi corazón y mi mirada a ti!.
- ¡Perdóname y ten misericordia de mí para que pueda yo gozar de tus favores!.
- ¡Aumenta mi fe para que pueda yo recibir sanidad y pueda ser de bendición a otros con mi testimonio!.
- ¡Te doy gracias por tu amor, tu sacrificio, misericordia y tu gracia con todos nosotros!.
- ¡Señor, por favor, ayúdame!. ¡Te necesito desesperadamente!.
Lo pido todo en el nombre de Jesus AMEN.
Espero que este antojito bendiga tu alma y pueda servir de bendición a tu vida. Compártelo y deja tu comentario si asi lo deseas. Espera el proximo don de esta serie y gracias por tu apoyo.
BENDICIONES!